Tengo un moco enorme pegado a los pelos de la nariz. He estado tres horas intentando sacarlo. Me he hecho sangre. Me he agrandado el agujero de tanto probar. Pero no hay nada tan horrible, nada, como tirar de él y arrancarte, según mueves la mano, uno a uno, absolutamente todos
los
pelos
de ahí dentro.
Eso duele hasta en el alma.
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