A
Granada voy a verte,
a ver los pasos que anduviste
y mirar
los
míos en los tuyos,
los
cielos a los que al fin llegaste.
Mis
manos en las tuyas en el aire,
los
ojos apoyados en la misma flor
del
mismo jardín donde tú viste gallos,
los
ojos en el río desde el que sentiste
peces
grises viendo a la luna observarte
y
callar
la
injusticia.
¡Qué
promesas de belleza nos trajiste!,
bondad
en natura, qué sueños.
Cumpliste.
¡Cómo
fue tu alma agua!,
y
pudiste llenar con color,
aun
triste,
para nosotros,
los
amantes,
la
noche más oscura.
Pepa la Grande
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